Pasados dos días de secado en casa, me puse manos a la obra. ¡No podía abrir nada! Ni los cajones, ni la puerta, nada de nada. Un poco de paciencia, un martillo y un destornillador y... ¡Lo conseguí! El interior estaba muy estropeado así que decidí sustituir toda la madera rota. En vista de que tampoco podía recuperar bien la madera exterior, decidí lacarlo en color gris y poner unas rosas. Pinté unas rosas en color rosa en la puerta y forré con polipiel gris plata la madera nueva del interior de la puerta. Terminé todo el trabajo con una pátina blanca y volví a montar todo.
Ya me contaréis que os parece.