
Primero desmontamos los asientos desatornillándolos y lacamos en blanco la madera. Como quedó bastante bien salimos a buscar una tela que no desentonara en el salón de Susana. A ella le gustan mucho los diseños urbanos (de hecho la mesa era de cristal con una imagen en blanco y negro de rascacielos) y por suerte encontramos esta tela de Londres con imágenes típicas y me puse manos a la obra.
Quité la antigua tela y como la goma espuma de debajo no estaba mal puse la tela nueva encima y la grapé. No es que sea un trabajo difícil pero necesita su tiempo y hay que tensar la tela y colocarla bien en las esquinas. Pintadas en blanco y con la nueva tela ya en su sitio, las sillas estaban listas para ser lucidas en la casa de Susana. Todo un éxito.
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El antes |
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